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lunes, octubre 23, 2006

MAXIMILIANO Y CALDERON ... CUALQUIER PARECIDO, ES MERA COINCIDENCIA...

Desde el pasado 3 de julio hemos visto como Felipe Calderón ha venido declarando a los medios de comunicación su intención de conformar un gobierno de unidad con las distintas fuerzas políticas, incluida la Coalición por el Bien de Todos. A primera vista, parecería que su mensaje es conciliador e incluyente, fiel reflejo de un estadista comprometido con el bienestar del pueblo de México. Sin embargo, para una mente inquisitiva no pasa inadvertido que la historia ya nos ha dado lecciones sobre la doble moral política de los estadistas de derecha como Felipe Calderón, y es que como no dejar de pensar en la similitud de la actitud asumida por el candidato panista, con la asumida por otro obscuro personaje de la historia de México, el Archiduque Maximiliano de Habsburgo, o como se autodenominó a si mismo, Maximiliano I emperador de México.

Comencemos por el pasado, corría el año de 1864 cuando el Archiduque arribó al Puerto de Veracruz, para asumir el trono del Imperio Mexicano, cuyo pueblo –si leyó bien, el pueblo de México- le otorgó tras la celebración de un plebiscito donde la voluntad popular decidió que la mejor forma de gobierno que podía tener este país era la monarquía, ya que la República sólo creaba caos y desorden, pero además –horror de horrores- defendía la igualdad de los hombres ante la ley y la abolición de cualquier tipo de privilegios como los que ostentaba la Iglesia Católica. Que mejor garante de este modo de vida que la monarquía, donde la división entre nobles y plebeyos, ricos y pobres, católicos y herejes, queda salvaguardada por la ley y el favor de Dios, cual debia ser.

Su majestad Maximiliano I, en un acto magnánimo y sublime que sólo un noble puede concebir, decidió que la mejor manera de gobernar un país dividido en dos partes, -una rica, noble y privilegiada; y otra empobrecida, plebeya y corriente- era comprando... perdón, quiero decir nombrando Primer Ministro de su corte al principal cabecilla de sus renegados vasallos, el Lic. Benito Juárez García.

Por su puesto, el Lic. Benito Juárez, no se dejó sobornar y rechazo el nombramiento, ya que bien sabía que el Empeorador Maximiliano I, carecía de legitimidad, pues el susodicho plebiscito con que el pueblo mexicano lo nombró su monarca, se llevo a cabo luego de una intensa campaña militar y política en contra del Régimen Republicano –el cual era un peligro para México- presidido por Benito Juárez, que tras dos años de guerra contra las tropas de los caudillos conservadores y sus aliados franceses, había sido obligado a huir de la Ciudad de México rumbo a un exilio que culminaría en el pequeño poblado chihuahuense de Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez.

Al ver el Empeorador que su llamado a la unidad no daba frutos, decidió que la mejor manera de acabar con esos renegados era emitiendo un decreto –su majestad nunca se conducía fuera del Estado de Derecho- en el cual establecía que cualquier persona que apoyara a los republicanos y a su caudillo Benito Juárez, debía ser asesinado... perdón, quiero decir ejecutado sin previo juicio.

Afortunadamente, pudo más la verdadera voluntad del pueblo mexicano –no la del plebiscito, sino la que se organizó en las calles y el campo, en contra del usurpador Maximiliano-, que al final se logró restaurar el régimen republicano.

Sin embargo, siempre queda latente algo del viejo régimen y bien dice aquella frase que “el pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla”, es muy preocupante que hoy, hoy, hoy tengamos a un líder conservador que se autoproclama Presidente Electo, bajo el amparo de una jornada electoral que tuvo el apoyo abierto del gobierno de Vicente Fox y de sus aliados extranjeros del Partido Popular Español, durante la campaña electoral; y que además en los últimos días hemos visto pruebas que demuestran prácticas ilegales como el embarazo de urnas, el mapacheo, la compra de votos y de funcionarios de casilla, más lo que se acumule.

Cínicamente Felipe Calderón llama a la unidad de los mexicanos y de las fuerzas políticas, incluidos Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores, pero a su vez el Presidente Vicente Fox los llama renegados, con lo cual se sobreentiende su exclusión de la vida política del país, ¿será esto el inicio de una cacería como la decretada por Maximiliano contra los juaristas hace 140 años?

MGRC-1205