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domingo, noviembre 05, 2006

¿División y reparto de Bolivia?

¿Para qué se arma tanto Chile y para qué EEUU (su firme protector y aliado) ha establecido una poderosa base militar en Paraguay? El tema parece estar claro después de la lectura de la preocupante nota periodística publicada por @din sobre una posible "Intervención militar en Bolivia".
El previsible triunfo electoral de Evo Morales y su natural secuela de divisionismo y grave agitación, podría constituir el factor precipitante de la agresión que se cocina hace ya tiempo en el Pentágono en contubernio con La Moneda. No hay que olvidar que en círculos gubernamentales ligados al quehacer estratégico-político de ambos países, se ha calificado a Bolivia como país "inviable" y por tanto destinado a la desaparición.
Obviamente, la desaparición de Bolivia como Estado libre, soberano e independiente acarrearía el reparto de su población y territorio. Así, Chile (el designado por USA como futuro "policía" de la región) se apropiaría del altiplano y por tanto del Lago Titikaka, logrando de esa manera uno de sus objetivos nacionales sibilinamente denominado como "Marcha a la montaña", en verdad, léase "marcha al altiplano". Una de las justificaciones de esa proyección que llevan y traen los estrategas sureños, consiste en que la unión política del altiplano con el litoral adyacente, plasmaría una primera unificación de la nación aymara, lo cual es ciertamente un argumento falaz e hipócrita.
Brasil nunca disimuló su "secreta" ambición de apoderase de Santa Cruz, región en de su influencia es muy marcada. Alguna vez sus máximos dirigentes militares dijeron que para ejercer soberanía sobre una población y un territorio, no era imprescindible el dominio político, ya que para ello podían ser suficientes el dominio económico, social y cultural. Parece que lo han logrado, estando al comportamiento de ciertas capas sociales y sectores poblacionales cruceños que han trabajado y trabajan por la secesión pro-brasileña bajo la cobertura de aspiraciones de "autonomía". Con la anexión de Santa Cruz y la selva boliviana, y la consiguiente afirmación como país que cuenta con un territorio entre los más extensos del globo, Brasil incrementaría su poder nacional de forma que alentaría sus propósitos nacionales de adquirir capacidad de ingerencia efectiva en la realidad política mundial.
Paraguay lograría su aspiración de poseer la integridad de la región de El Chaco, parte de la cual ganó en una guerra desigual. Para lograr ese propósito, sus actuales gobernantes actuales no se han hecho problemas para ceder parte de su soberanía a los EEUU, otorgando beneficios increíbles a los funcionarios y miles de soldados norteamericanos, así como a la gran base militar enclavada en su territorio, desde la cual se controlará los recursos naturales gasíferos de Bolivia e hídricos del inmenso acuífero guaraní y, de paso, se reprimirá cualquier brote nacionalista anti-norteamericano o similar en la región sur del continente.
Argentina obtendría para sí la anexión de la región de Tarija, que siempre ha pretendido reclamar entre dientes. De esa manera, los ingentes yacimientos de gas que existen en ese departamento boliviano, pasarían a estar bajo su control, lo cual constituiría un pago exorbitante a su traición, si es que este país es llevado finalmente a ella.
Por supuesto, nada para el Perú, pese a que la mayor parte del territorio del actual Estado boliviano, le perteneció desde el incario y la colonia. No puede dejar de decirse que durante el siglo pasado faltó (y todavía falta en el presente) el protagonismo de capas intelectuales y dirigentes con suficiente lucidez como para impulsar la materialización de una lógica visión estratégica consistente en buscar la unidad política de Bolivia y Perú. Hacia ese logro debieron empeñarse los mejores esfuerzos de peruanos y bolivianos en ese lamentablemente perdido siglo. Ahora parece tarde, considerando la espada de Damocles que ya amenaza a Bolivia, y de paso al Perú, en el caso de que este país pretendiera vanamente impedir la agresión, considerando la situación de crisis integral en que se debate y que imposibilita cualquier oposición a las intenciones de tan poderosos vecinos; eso sin contar la posición débil que muestra en la correlación militar de fuerzas.

Guillermo Vásquez Cuentas
gvasquezcuentas@yahoo.es