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viernes, noviembre 03, 2006

¡Nerón!.. de Chalcatongo


• La chispa oaxaqueña... ya prendió
• Fox en fuga

Los políticos pueden necesitar a veces la espuela, mi estimado, pero con mayor frecuencia necesitan un freno. La crisis oaxaqueña, que ha dado la vuelta al mundo provocando las más airadas y encontradas reacciones, no da visos de encontrar la salida... ni de emergencia, pues.

Finalmente, como dijo el presidente Vicente Fox —contrario a lo que varios distinguidos medios histéricos vociferaron por semanas, Oaxaca estará esperando pacientemente a Felipe Calderón, quien da curiosas señales de querer gobernar con la famiglia tricolor de Emilio Gamboa que le ha regalado al entretenido respetable, en un lapso de 24 horas, una muy distintiva incongruencia y desatino aderezada de grotescos disparates.

El PRI se hace bolas (cual queso oaxaqueño), my friend, congelando un día con el látigo de su desprecio a su megalacra y Nerón de Chalcatongo (pueblo de donde es oriundo Ruiz Ortiz), que con su aferre a la silla ha, literalmente, incendiado Oaxaca, y al otro, cual Magdalenas arrepentidas, las lacritas tricolores se dan golpes de pecho y vociferan que con su héroe Ulises se irán... pero al mismísimo infierno del descrédito, repudio y rechazo, y ya encarrerados hasta al paredón de una auditoría de donde saltarán las tepocatas, víboras prietas y alacranes que se saben de memoria eso de hoy por ti... mañana por mí.

La muy seca pradera nacional ya tiene la chispa oaxaqueña que tanto se esperaba... y que todavía muchos subestiman.

Ayer en Guerrero hubo una delicada manifestación de estudiantes de Ayotzinapa que arribaron en 17 autobuses al tranquilo (para el Chapo del sexenio, of course) puerto de Acapulco, donde (el narco observa) los simpáticos revoltosos, acompañados de células de la APPO, se la armaron de jamón al inútil de Zeferino Torreblanca, Ulises Ruiz prometiendo que si el gobierno federal y el PRI —porque el PAN ha jugado bastante mejor sus cartas— siguen protegiendo a la megalacra de , las manifestaciones de repudio irán in crescendo... y que no se la van a terminar.

En Chiapas (y ahí viene Michoacán) the spark is on y también se está gestando, con otra manifestación ayer mismo, otro foco rojo de este revoltoso desmadre.

La exitosísima entrada de la PFP al zócalo oaxaqueño (que ya huele, como diría el clásico George W. Bush, a hit & run) y el retiro de un campamento de la APPO en la carretera México-Oaxaca sumado a la actitud peligrosa del priismo local —cuyo lema para algunos de sus más ilustres militantes ha sido para qué dialogar si podemos arreglarlo a tubazos o plomazos— que ya anunció que están listos, y locos de placer para defender con lo que sea a su finísima megalacra de los insidiosos hojaldras que quieren su cabeza, es, por decir lo menos, my friend, un escenario altamente volátil donde la confrontación no tarda en aparecer aumentando, en primer lugar, los riesgos de una escalada de la crisis; dos, la probabilidad de que más sangre llegue al río desbordando el reventón; tres, estrechando los márgenes de maniobra de los que se van... y de los que llegan; cuatro, que la contaminación política de descontento social ( léase como los renegados) cierre filas en varias entidades, y cinco, que el coctelito haga ebullición entre el 20 de noviembre y el 1 de diciembre donde con la pena, pero Felipe se aleja mucho de un panorama de recreo y diversión.

Los escenarios, mi estimado, no son alentadores ni mucho menos optimistas. La original distancia de Vicente Fox, que estará ausente casi todo el mes por sus fugas, perdón, giras internacionales —para estar presente el día 20 donde se otorga la promoción general del Ejército y Fuerza Aérea mexicanos y participa, como todos los años, en una importante ceremonia de condecoraciones de perseverancia— son síntomas de que la cortina presidencial está cerrada (favor de pasar a la siguiente ventanilla azul) y, lo más grave, que el trascendente, vital y eminente trabajo de transición pactada con Calderón es completamente... inexistente. O sea, nula. No hay. Cero. Nada. Zap.

Los hilos del poder, my friend, están peligrosamente sueltos. Y ya sabe que los espacios... se llenan. La simpática pregunta es... por quién(es).