El peor de los mundos

Frente a la duda, no hay nada como consultar con los buenos reporteros. A las siete de la noche, la Secretaría de Seguridad Pública emitió un boletín para desmentir que la APPO hubiera derrotado a la PFP en el perímetro del campus de la Universidad Benito Juárez. El repliegue, según el comunicado, se dio “una vez cumplido el objetivo, ya que los obstáculos que impedían la circulación habían sido removidos y están restablecidas las condiciones para el paso de vehículos y personas”.

En los noticieros de radio de la Ciudad de México, mientras tanto, Flavio Sosa, líder y vocero de la APPO, se daba vuelo, cantaba la victoria, practicaba el autoelogio con fervor y declaraba que el 2 de noviembre será recordado como el día de la derrota de la invasión de Vicente Fox a Oaxaca.

En la guerra de la propaganda, una de las partes estaba falseando de más los hechos. Los reporteros nos explicaron entonces que, en esta ocasión, la narrativa de la APPO era mucho más fiel.

—¿Seguro? –le pregunté a uno de ellos.

—Segurísimo –respondió.

Se trata, pues, de la primera derrota de la PFP en Oaxaca. Puede ser temporal, reversible, pero en el quinto día han caído vencidos ante la rudeza, los petardos y las pedradas de la sublevación.

Es muy grave. La PFP puede darse ciertos lujos. Hay uno que no: perder en Oaxaca. Significaría el colapso de la estrategia de las tanquetas antimotines, los toletes y los gases lacrimógenos.

Y como el gobierno federal (sea el de Fox o el de Calderón) tampoco puede perder ahí, tendría que venir la escalada: los rifles, las balas, las medidas extraordinarias. El peor de los mundos. El de los muertos y los agravios que se transmitirán de generación en generación.

Qué jodido.